Puedes observar su lenguaje corporal, preguntarle de vez en cuando si está bien, si le gusta lo que estáis haciendo, mostrarte tierno, no dar nada por supuesto que implique de base, y no realizar algún acto más «violento» sin preguntar y sin recibir claramente un «si» (coger del cuello, azotar, arañar, estirar).